Revalorizando nuestra historia: 140 años de la fundación de nuestro pueblo: Nico Pérez-José Batlle y Ordóñez. Un pueblo que valora su pasado y espera con esperanza el porvenir. 1883-25 de junio-2023

La formación del Estado Oriental fue el producto final de una evolución política que comenzó en la época hispánica, con la lucha por despojarnos del yugo español.

La Revolución Oriental, iniciada en 1811, estuvo determinada por causas políticas y sociales, pero, además, hubo factores regionales o geográficos que influyeron en nuestro destino.

Nuestra situación geográfica, sobre las márgenes del Plata y en la desembocadura de los grandes ríos que conducen al interior del continente, sumada a las ventajas de tener unos de los puertos naturales mejores del mundo, la predisponían a un destino separado de Argentina y de Brasil, aún cuando en 1825 esta independencia absoluta no se vislumbrara.

La Cruzada Libertadora de ese año, inicia el proceso  que nos lleva a la Independencia, proceso que tiene un pilar importante con la Declaratoria del 25 de Agosto. Ésta consagra el sentimiento oriental de romper para siempre los lazos que los sometían a países extranjeros, y a la vez, se unían a un conjunto de provincias, las Provincias Unidas del Río de la Plata.

Consagraban así el principio artiguista de Independencia, la que se concebía en el marco de la unión  con las demás de la región, manteniendo así los lazos  rioplatenses que habían sido el pilar de su ideario Republicano Federal. Aún estando lejos  de la Provincia desde 1820, su pensamiento había echado raíces y continuaba vigente.

Pero la influencia de las condiciones geopolíticas será más fuerte. El hecho de ocupar una zona limítrofe entre dos Estados poderosos y enemigos, fue creando entre los orientales un sentimiento de prescindencia para con los dos vecinos. Porque, si en verdad la tierra nos une a Brasil, la lengua nos separa, y si ésta nos une a la Argentina, el río Uruguay es frontera divisoria con el país hermano.

El hecho de poseer una riqueza ganadera importante, y un clima templado del que carecían los portugueses, y que despertaba su deseo expansionista, llevó a crear entre los orientales una clase social valiente, celosa de sus bienes, educada en el culto del coraje, distinta a las de los países limítrofes.

Una vez separados de España, hubo que defenderse de porteños, portugueses y brasileños, con la base firme de la prédica de Artigas.

El año 1825 será de lucha y de acción legislativa. A la Declaratoria del 25 le seguirán las acciones de Rincón y Sarandí, para hacer realidad las leyes plasmadas en el papel.

Pero nuestro destino final todavía no estaba escrito. La  unión no sería el fin de la historia, sino que pocos años después,  las circunstancias históricas, las características de nuestra provincia y de su gente, promoverán la formación de un Estado independiente, a partir de la firma de la Convención Preliminar de Paz en 1828.

Afirma P. Devoto: «Nuestra independencia ha sido, no un acto, sino un largo proceso, en que después de la etapa heroica de la guerra,  hubo que cumplir otra, tal vez más penosa, en que el país, debatiéndose con vecinos poderosos que lo codiciaban, conteniendo la trabazón de sus propios partidos con los partidos ajenos, reformando dolorosamente sus instituciones, asentando las bases de su organización económica y hasta venciendo las desconfianzas  de sus propios hijos, fijó al fin sus fronteras de una manera consciente, voluntaria y libre, e impuso a las demás naciones el respeto de  su soberanía interna e internacional.»

Bibliografía consultada:

Juan E. Pivel Devoto, Alcira R. de Pivel Devoto,  Historia de  la República Oriental del Uruguay, 1830-1930

Schurman y Coolighan, Historia del Uruguy

 

 

 

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