Cerrando los festejos de los 130 años de Nico Batlle
«Transitamos el siglo XXI. Más de un siglo ha transcurrido desde aquel lejano 1883 en que la población de Nico Pérez iniciaba su vida como una comunidad llena de sueños y esperanzas.
Un puñado de visionarios, hombres y mujeres, buscaron integrarse para dar inicio a una vida compartida, donde la solidaridad, el respeto, el trabajo, fueron valores fundamentales de aquellos primeros pobladores, que transformaron este rincón de la cuchilla Grande, en un lugar apropiado para vivir y desarrollarse.
Al pie del cerro que nos abriga, fue tomando forma San Nicolás, Nico Pérez, Batlle y Ordóñez. Muchos nombres para un solo pueblo, que siempre se consideró uno solo: Nico Batlle, como lo bautizara Nancy Bacelo en su polquita.
A la sombra de los eucaliptus, de los plátanos de la plaza o de la vieja araucaria del chalet; de los parrales de los patios; bajo el sol del verano en la cancha de fútbol, o en los raíds, en los patios de las escuelas y el colegio, bajo las lamparillas oscilantes en los carnavales;
En las aulas del liceo, en sus bulevares o caminando por sus anchas calles: la población fue creciendo en la increíble paz que tienen estos pueblos, que dan a sus pobladores una forma de ser especial, distinta a la gente de ciudad.
Con lo bueno y lo malo, con virtudes y defectos, se ha ido escribiendo esta historia, y el pasado marca también el camino a seguir.
Porque la esperanza debe ser el norte que nos guíe, y en la búsqueda permanente de la superación, está la esencia de la vida de los pueblos.
Por eso hoy, 14 de diciembre, en este 20º Festival, cerrando los festejos de los 130 años de fundación, queremos homenajear a aquellos primeros pobladores, y a tantas personas que son parte de la historia de este Festival de los Fogones Cerro de Nico Pérez».